Fases de la negociación
En toda negociación se pueden distinguir tres fases diferenciadas, todas
ellas igualmente importantes.
Preparación
Desarrollo
Cierre
La preparación es el periodo previo a la negociación propiamente dicha y
es un tiempo que hay que emplear en buscar información y en definir nuestra
posición:
Recopilar toda la información pertinente sobre nuestra oferta, sobre
nuestros competidores y sobre la empresa con la que vamos a negociar.
Definir con precisión nuestros objetivos, la estrategia que vamos a
utilizar y las tácticas que vamos a emplear.
También hay que contactar con aquellos departamentos de la empresa a los
que les pueda concernir esta negociación con objeto de informarles y unificar
criterios.
Hay que conocer con exactitud nuestro margen de maniobra: hasta dónde
podemos ceder, qué tipo de acuerdos podemos firmar y qué otros requerirán
autorización de los órganos superiores.
El desarrollo de la negociación abarca desde que nos sentamos a la mesa de
negociación hasta que finalizan las deliberaciones, ya sea con o sin acuerdo.
Es la fase en la que ambas partes intercambian información (definen sus
posiciones), detectan las discrepancias y tratan de acercar posturas mediante
concesiones.
Su duración es indeterminada, requiriendo frecuentemente altas dosis de paciencia.
Por lo general no es conveniente precipitar acontecimientos, siendo preferible
esperar a que las ideas vayan madurando.
El cierre de la negociación puede ser con acuerdo o sin él.
Antes de dar por alcanzado un acuerdo hay que cerciorarse de que no
queda ningún cabo suelto y de que ambas partes interpretan de igual manera los
puntos tratados.
Una vez cerrado hay que recoger por escrito todos los aspectos del
mismo. Es frecuente que en este momento las partes se relajen cuando, justo al
contrario, conviene estar muy atentos ya que en el documento se tienen que
precisar muchos detalles que hasta ese momento probablemente apenas se hayan
tratado.
Por ejemplo, cláusulas de incumplimiento, indemnizaciones, prórrogas
tácitas o expresas, jurisdicción pertinente, etc.
Un malentendido que no se detecte a tiempo o una cláusula del contrato
que quede ambigua puede dar lugar el día de mañana a una disputa legal.
La negociación también puede finalizar con ruptura y aunque no conviene
precipitarse a la hora de tomar esta decisión, es una posibilidad que conviene
contemplar cuando se negocia.
Más vale no firmar un acuerdo que firmar un mal acuerdo.
Por último, señalar que una vez que finaliza la negociación conviene
analizar con sentido crítico cómo se ha desarrollado, detectando aquellos
aspectos que conviene mejorar.
La negociación es un arte que exige un aprendizaje permanente.
Cada negociación es un ensayo general de la siguiente.
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